La Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano fue declarada monumento histórico nacional. Por decreto presidencial, el edificio de la ESCMB ubicado en La Rioja 1450 -que fue construido entre 1960 y 1971- fue reconocido como exponente del brutalismo. En el decreto 2019/791, la obra que llevaron adelante los arquitectos Osvaldo Bidinost, Jorge Chute, José María Gassó, Mabel Lapacó y Martín Meyer sobre un terreno de una hectárea, se define como «un volumen unitario, abierto por medio de terrazas al Río Suquía, con un único plano de techo, debajo del cual se producen todas las actividades que se llevan a cabo en áreas cubiertas».

«Que la Escuela haya sido declarada Monumento Histórico Nacional significa para todos los que la habitamos día a día un orgullo personal y colectivo. El hecho de que podamos transitar una Escuela viva, nos interpela: por su geometría, por sus espacios, por su diseño y sobretodo por su historia», expresó Andrea Marinelli, directora de la ESCMB. «Desde el día en que fue pensada, diagramada, proyectada, hay una historia muy profunda llena de luchas e ideales para ser materializados bajo esta estructura tan imponente», agregó.

«Todos los que la caminamos día a día sentimos que este es un merecido reconocimiento al edificio que estuvo conteniendo movimientos de transformación a través de la educación. La Escuela está viva y se renueva, a medida que transcurren los años, los ciclos lectivos, desde hace ya más de 80 años. Este reconocimiento le da una entidad particular al aspecto edilicio de nuestra Escuela, que hasta el momento no tenía, y que empieza a formar parte de una historia que se renueva, que se expresa en nuestro proceso institucional», expresó Marinelli.

El arquitecto Rodolfo Gassó es hermano de José María Gassó -uno de los creadores de este edificio- y colaboró siempre muy de cerca con el proyecto. «Me impresionó y me alegró por los autores que ya han fallecido», manifestó. Destacó el reconocimiento a este tipo de arquitectura y el hecho de que esté vinculado a obras consagradas como la Biblioteca Nacional, la Facultad de Arquitectura de Mendoza y el Palacio Municipal «6 de julio» de la ciudad de Córdoba. «Es un orgullo. Me parece estupendo porque sigue prestigiando a los arquitectos locales», manifestó Gassó y remarcó que este tipo de reconocimientos, al igual que el premio otorgado por Fundación Getty demuestran que «el edificio del colegio sigue vigente». Además de darle impulso en la Comisión de Patrimonio Nacional, «obliga a todos a crear conciencia: los edificios pertenecen a todos, son patrimonio cultural, los edificios puede seguir dando utilidad», concluyó Gassó.

Un edificio de vanguardia

Por su parte, el Arquitecto Ian Dutari, responsable de Planificación del área de Planeamiento Físico de la Universidad Nacional de Córdoba explicó que con este edificio «pasamos a tener cuatro bienes declarados como monumentos históricos nacionales: la manzana jesuítica -que incluye el viejo Rectorado y el Colegio Nacional de Monserrat- el Hospital de Clínicas, el Observatorio Astronómico y ahora el Belgrano». «En 2017 el plenario de la Comisión Nacional lo había declarado pero faltaba la firma presidencial», recuerda Dutari en relación al proceso que se llevó adelante para alcanzar este reconocimiento. Dutari explicó que «los cuatro edificios que fueron declarados monumentos históricos junto a la ESCMB pertenecen a la denominada arquitectura brutalista, que es muy expresiva, donde la estructura y los materiales juegan un rol central».

En ese sentido, detalló que el edificio de La Rioja 1450 tiene la singularidad de «esa plaza abierta, semicubierta bajo ese gigantesco alero que mira hacia el río, que constituye el corazón del edificio y de la comunidad educativa». El arquitecto remarcó que «es un edificio adelantado para la historia» ya que «se abre hacia el río, cuando en aquella época casi ninguna estructura le daba esa valor paisajístico al Suquía». Como manifiesta el decreto, la cubierta «permite que ocurra el acto que caracteriza la propuesta: el encuentro, las miradas y relaciones sociales que son activadas por una serie de recintos que fluyen y se articulan bajo este gran sistema estructuralplástico-funcional como sujeto del gran contenedor programático».

Consultado sobre el impacto que esta declaración puede generar en términos institucionales, Dutari recordó que se encuentra en marcha el proyecto premiado por Fundación Getty para la preservación del edificio, atendiendo el valor que se le da en el mundo. De hecho, recordó que hace poco el edificio ESCMB representó a Argentina en el Museo of Modern Art (Moma). «Para la UNC además del reconocimiento del valor histórico, esto va a ayudar a generar conciencia sobre el hecho de que el patrimonio no se agota en la arquitectura antigua», agregó.

En el mes de marzo recibimos la visita de los Arquitectos Martín Meyer y José María Gassó, autores del proyecto arquitectónico del edificio actual de la ESCMB. En esa oportunidad también contamos con la presencia de su colaborador Arq. Rodolfo Pedro Gassó.

A continuación, el texto del decreto que declara el edificio de la ESCMB como monumento histórico nacional.

ARTÍCULO 2°.- Declárase Monumento Histórico Nacional al EDIFICIO ESCUELA SUPERIOR DE
COMERCIO “MANUEL BELGRANO”, ubicado en la calle La Rioja Nros. 1350/1400, de la Ciudad de
CÓRDOBA, PROVINCIA DE CÓRDOBA (Datos Catastrales: Distrito 04, Zona 01, Manzana 008, Parcela 001).

Que la ESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO “MANUEL BELGRANO”, de la ciudad de CÓRDOBA, es obra
de los arquitectos Osvaldo BIDINOST, Jorge CHUTE, José María GASSÓ, Mabel LAPACÓ y Martín MEYER;
fue construida entre los años 1960 y 1971, como resultado del Concurso Nacional de Anteproyectos convocado
por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.

Que el planteo arquitectónico, desarrollado sobre un terreno de UNA (1) hectárea, consiste en un volumen
unitario, abierto por medio de terrazas al Río SUQUÍA, con un único plano de techo, debajo del cual se producen
todas las actividades que se llevan a cabo en áreas cubiertas.

Que el trabajo del hormigón armado se utiliza en forma estructural y como principal elemento de un lenguaje
arquitectónico de belleza brutalista y su programa es de tipo pabellonal, con gran permeabilidad interior-exterior.
Que la cubierta permite que ocurra el acto que caracteriza la propuesta: el encuentro, las miradas y relaciones
sociales que son activadas por una serie de recintos que fluyen y se articulan bajo este gran sistema estructural plástico-funcional como sujeto del gran contenedor programático.